El empleado de oficina promedio pasa aproximadamente entre 35 y 45 horas sentado a la semana. Esto podría parecer inofensivo para muchos, pero para quienes están conscientes de las necesidades del cuerpo, es un tiempo muy elevado.
Cuando estamos sentados, nuestro cuerpo naturalmente adquiere una postura relajada, donde fácilmente podemos llegar a malas posturas, que por un rato no nos afectan, pero de manera cotidiana, a largo plazo, pueden ser muy perjudiciales para la salud, además de afectar nuestra productividad.
De ahí viene la importancia y popularidad de las sillas ergonómicas. Estas sillas están diseñadas de tal manera que el cuerpo pueda acomodarse correctamente al mismo tiempo que se relaja. Este simple hecho de permitir al cuerpo relajarse en una buena postura hace toda la diferencia.
Sin embargo, muchas veces subestimamos la importancia de contar con una buena silla… hasta que el cuerpo empieza a dar señales de alerta.
¿Sientes incomodidad al terminar la jornada? ¿Te levantas con dolor en la espalda o el cuello? Podrías estar frente a una de las muchas señales de que tu silla ya no cumple con los requisitos ergonómicos adecuados.
Por eso, aquí te compartimos 5 señales claras de que tu silla actual está afectando tu salud y cuándo deberías considerar cambiarla.
1. Dolor frecuente en la espalda, cuello o hombros
Uno de los síntomas más comunes de una mala silla es el dolor lumbar o cervical constante. Si tu silla no brinda un respaldo adecuado o no se adapta a la curvatura natural de tu columna, es probable que estés forzando tu postura sin darte cuenta.
Con el tiempo, esta tensión acumulada puede derivar en contracturas, rigidez o incluso lesiones más serias como lumbalgias o hernias discales.
¿Cuándo cambiarla?
Si después de varias semanas notas que el dolor persiste a pesar de estiramientos o pausas activas, es momento de buscar sillas ergonómicas con soporte lumbar ajustable y respaldo reclinable.
2. Piernas adormecidas o mala circulación
¿Sientes cosquilleo o adormecimiento en las piernas después de un rato sentado? Esto puede indicar que el asiento de tu silla no tiene la profundidad adecuada o que el borde está presionando demasiado la parte posterior de tus muslos, lo que dificulta la circulación sanguínea.
Una silla ergonómica permite ajustar la profundidad del asiento y deja un pequeño espacio entre el borde del asiento y las rodillas, evitando la compresión de nervios y vasos sanguíneos.
¿Cuándo cambiarla?
Si tu silla no permite este tipo de ajustes y los síntomas aparecen con frecuencia, no lo ignores: tu salud circulatoria lo agradecerá.
3. No puedes ajustar la altura ni el respaldo a tu cuerpo
Cada cuerpo es diferente, y una buena silla debe poder adaptarse a ti, no al revés. Si no puedes ajustar la altura del asiento, los reposabrazos, el respaldo o incluso el ángulo de inclinación, estás perdiendo la oportunidad de mantener una postura adecuada durante toda tu jornada.
Las sillas de oficina sin ajustes personalizables pueden provocar que trabajes encorvado, con los hombros levantados o los brazos colgando, generando molestias musculares y articulares.
¿Cuándo cambiarla?
Si tu silla es completamente fija y no puedes personalizarla para lograr una postura cómoda y saludable, ha llegado la hora de renovarla por una opción ergonómica.
4. Te sientes más cansado o sin energía al final del día
Una silla incómoda también puede tener efectos indirectos en tu energía y estado de ánimo. Si al finalizar tu jornada te sientes agotado, sin motivación o con molestias generales, podría ser que tu cuerpo está haciendo un esfuerzo constante para mantener la postura, lo que inconscientemente genera fatiga física y mental.
¿Cuándo cambiarla?
Si identificas que cada vez te sientes más pesado, desmotivado o con falta de concentración, podría tener que ver con tu silla. Considera que invertir en una buena silla es también invertir en tu bienestar diario.
5. Tu silla ya presenta desgaste evidente o inestabilidad
El paso del tiempo también cobra factura y todo por servir se acaba. Ruedas que no giran bien, cojines hundidos, materiales deteriorados, tornillos que se salen o estructuras inestables son señales de que la silla ha cumplido su ciclo útil.
Estos defectos no solo afectan la estética de tu espacio de oficina, sino que también comprometen la seguridad y el soporte que tu cuerpo necesita.
¿Cuándo cambiarla?
Si tu silla tiene más de 5 años y presenta desgaste o fallas, no esperes a que se rompa por completo. Es preferible anticiparse y elegir una silla que te garantice estabilidad, durabilidad y ergonomía.
¿Qué hacer si detectas una o más señales?
Haz una autoevaluación y sé sincero contigo mismo: si te identificas con dos o más de estas señales, es muy probable que tu silla ya no esté en buenas condiciones. El cambio no solo se trata de comodidad, sino de cuidar tu postura, tu salud y tu rendimiento a largo plazo.
En Ofigrup, como especialistas en mobiliario para oficina con más de 15 años de experiencia, entendemos lo importante que es contar con una silla ergonómica que se adapte a ti y a tu entorno de trabajo. Nuestras sillas ergonómicas están diseñadas para brindar confort, prevenir lesiones y mejorar tu productividad, con materiales de alta calidad y asesoría personalizada.
Recuerda: tu salud postural no es un lujo, es una necesidad. Y una buena silla es el primer paso para cuidar de ti mientras trabajas.
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